LOS AMANTES
- SEÑOR H Y YAROS
- 10 feb 2016
- 5 Min. de lectura

Los amantes suben al cuarto y se besan, es suave y sin prisa, conocen la rutina previa al sexo, pero para ellos no es rutina, es solo la dulzura que hace más delicioso el momento, entre besos y caricias los cuerpos de los amantes se acostumbran el uno al otro, se desean y ese deseo es el motor que impulsa algo más. Ella joven mujer de cuerpo lleno, pecho enormes y curvas imperfectas, el joven caballero de cuerpo regular, piernas de caminante y brazos fuertes y largos. Los amantes se miran el uno al otro, sus ojos delatan la pasión que arde en sus corazones, cada beso, cada caricia es como una gota de combustible que aviva el de la pasión. La mujer toma al caballero entre sus brazos, lo aprieta contra sus senos turgentes, aun cubiertos por el fino sostén, sus manos acarician su cabeza rosan su cabello mientras ella lo llena de besos, le da sabia de su boca en cada beso. El responde con caricias fuertes, la aprieta contra su pecho firme y duro, sus manos recorren las formas imperfectas del glúteo estriado,, tocan sus caderas mientras se funden en besos y miradas que lo dicen todo, la esencia de los amantes esta por aflorar, por surgir de su letargo. Ella se aleja un poco pero toma a su amante y lo lleva hasta el lecho, donde ambos han de arder como leña al fuego, entre besos y caricias, se van desnudando, su ropa es solo un estorbo ahora, un accesorio con el que no nacieron y que pronto cae y deja al descubierto la verdadera esencia de la desnudez de los amantes, no hay secretos en estos cuerpos desnudos, solo imperfecciones , pero el ama todo de ella y ella todo de él, y así se funden en un abrazo, en un beso que es el preliminar de muchas cosas, que acaecen entre los amantes cuando la puerta del cuarto se cierra y el deseo los une, no hay rincón en la piel de ella, que el no recorra, no hay centímetro de su ser que quede velado al joven amante que ahora yace desnudo al lado de su amada, su boca le llena de besos , recorre su sexo y sus pechos una y otra vez, saciando su sed de ella, ella solo puede mirar extasiada y esperar su turno, una y otra vez suspira agitada, su ritmo cardiaco se eleva, el placer es muy sublime para soportarlo en silencio, gime, se queja suavemente, él no se detiene, es como un maestro que sabe adónde quiere llevarla y no la soltara hasta que llegue allí, cada poro de su cuerpo vibra al unísono de su ser, mientras su amante le va recorriendo las carnes húmedas y lánguidas y una sensación de adrenalina va aumentando en su vientre, él lo sabe y no se detiene, la lleva por mares de infinito placer a tal punto que ella no puede más, gime con fuerza y su sexo se contrae, el joven amante sabe que lo ha logrado y ella tendida en la cama, ya sin fuerza respira tratando de tomar aliento pues ahora es su turno. El joven amante se recuesta en la cama, una sonrisa complaciente de su amada es el mayor signo de la victoria que ha logrado, ahora es ella quien debe llevarlo al éxtasis supremo, la joven mujer va descendiendo de a poco, adora tocar el pecho duro de su joven amante, besar su tetillas y tocar con su mano su cuerpo regular y firme va descendiendo de a poco, recorriendo cada centímetro de la piel de su amante que ahora solo observa rendido ante a su amada, ella cual mujer curiosa busca el objeto de sus pasiones, lo conoce, lo aprecia, su dureza, su textura , su forma, son cosas que ella tiene en su mente grabadas pues muchas noches de insano y loco placer le ha dado, lo toma para ella y juega con él una y otra vez, es un juego que conoce muy bien, sabe lo que su amante desea de ella y se lo da una y otra vez y así de a poco lo va rindiendo a sus encantos, lo lleva por infinitos caminos de sublime placer, el joven amante no se queja, no gime, no es necesario para él, ella lo sabe, sabe adónde llevarlo, lo hace bordear el límite y luego lo suelta como el águila que suelta a su polluelo del nido para que aprenda a volar, así es ella con él. Es el tiempo de la vida el que se abre entre los amantes, ella lo ha llevado a él adonde ella quiere, ahora su victoria sobre el está completa y una nueva batalla está por comenzar , los cuerpos se funden en el mar de un abrazo, la batalla ha dado comienzo para los amantes; una y otra vez se despedazan el uno al otro entre besos, caricias y miradas, fuego arde en sus vientres como si fueran chimeneas humeantes, se aman de una y mil maneras, sus manos se aprietan entre sí, sus ojos se cruzan , las miradas se nublan entre los amantes y en medio de tan dulce batalla no hay ganadores ni perdedores, solo dos seres humanos amándose y haciendo el amor de forma salvaje y descarnada, sin asomos de vergüenza ni pecado; la moralidad entre un hombre y una mujer desaparece es aquí donde solo hay sombras fundidas entre la luz de tenue de la habitación, y el olor a vida impregna el aire. Los amantes se aman una y otra vez sin detenerse, sin pausas, pero sin prisas, el tiempo no existe para ellos pues en su lecho se han hecho eternos, los amantes dejan la vida en cada vaivén de sus cuerpos, en cada golpe de espada de sus sexos maltratados de tanto uso, y así bordean el filo de la vida, la insondable barrera de la muerte que los aguarda silenciosa si sus corazones fallan, pero no será hoy, esta noche loa amantes tientan a la vida y a la muerte, juegan como niños en medio de su locura una y otra vez, y cada orgasmo es como arrebatarle un pedazo de vida al infinito entre miradas y besos los amantes saben que se acerca el final, que los cuerpos se rendirán al cansancio, pero sus almas anhelan seguir y todo se deja en una última mirada, y al final un orgasmo aún más sublime termina con sus fuerzas, diezmadas de tanto amar de tantos besos, es el final de una noche más, y rendidos ante el cansancio se dan un último beso y abrazados van al país de los sueños, tal vez allí se sigan amando, solo ellos lo saben. DEDICADO PARA : JAZZ "Eres ese sueño del que nunca quiero despertar"